El cordero portando una cruz inclinada es un símbolo muy antiguo que repesenta a Jesús o a Cristo, lo podemos ver en el interior de un Sol central y rodeado de siete estrellas que están repetidas al este y al oeste, indicando las siete macroeras oscuras y su curso en el arco celeste.
Hacia el año 1000, fecha aproximada de la que data la inscripción en el sarcófago que se encuentra a la puerta de la colegiata de San Félix, la colegiata de San Félix era posiblemente el centro astrológico más importante del mundo y el obispo que lo gobernaba era Miró Bonfill un gran sabio y protector de astrólogos y al que se dirige el que fuera Papa Silvestre II en una de sus cartas, con la direción de San Félix, para pedirle el libro de astrología de Lupitus Barchinonensis, astrólogo residente en Gerona y el libro de Multiplicaciones y Divisiones de Josefo Hispano, otro sabio de Gerona.
La matemática era considerada la parte más supersticiosa de la astrología, como aparece mencionado en agún documento y ya se sabe que los romanos eran negados para las ciencias como se puede apreciar en su sistema de calculo .
Sin duda que el potente sistema que usan los ordenadores actuales se lo debemos a sabios de Gerona, como el sabio Josefo o el astrólogo Lupitus y a los infatigables monjes del escriptorium de Ripoll que empapelaron Europa de manuscritos con el actual sistema de cálculo. Así mismo podemos apreciar los estupendos tratados de astrología, como el que aparece en el sarcófago, en el que se puede ver como los antiguos conocían la ley de precesión de los equinoccios o la constante inclinación tanto del eje terrestre, como del eje solar; cosa que se puede notar en el simbolismo de la cruz inclinada que porta el Cristo o Cordero.
Los antiguos sabían perfectamente que nuestro sistema solar giraba alrededor de un Sol central y detallaban perfectamente las eras como se puede apreciar en muchísimos documentos. Más difícil todavía era que detallaban las macroeras, siendo nuestra macroera actual la nº 7 , o séptimo millar o macroera de Libra, en la cual habría el Juicio Final en la era de Piscis actual y al final de nuestra macroera, que termina al final de la era de Piscis y después del severísimo juicio empezaría la macroera nº 8 o macroera de Escorpio o macroera inmortal, en la cual la ascensión del fuego del espíritu era primordial.
los antiguos creían que a través de la ascensión del fuego del espíritu se alcanzaba el conocimiento y las ciencias. Ese fuego ascendiente era representado como la Cresta del Gallo, ese Gallo Solar que canta a la salida del astro rey y que vemos que se identificó con San Pedro.
En la misma Gerona y muy cerca de la colegiata de San Félix se encuentra San Pedro Galligans.
Guardando la entrada del Valle Tenebroso o San Daniel está San Pedro Galligans, marcado con una cruz celta como se ve en la foto de abajo.
De la misma manera que cada era tiene su Mesías del signo opuesto a la era en questión , también cada macroera tiene su Macro-Mesías del signo opuesto a la era en questión y el signo astrológico opuesto a Libra es el de Aries, simbolizado con el Cordero Solar o Cordero de Pascua de Resurreción, que ha de Resucitar o tiene las claves para poder hacerlo.
Gerona no es Tres Veces Inmortal por casualidad, ni tampoco es casual que un ángel esté en la cúpula de su catedral como representante de la nueva era de Ácuario y a la vez sea el Cupido alquimista que abre las puertas de la macroera de Escorpio. Nótese que las macroeras se suceden los signos astrológicos a la inversa de las eras. Dicho de otra manera: Acuario será la primera era de la macroera de Escorpio y el Mesías de signo zodiacal que la representa es el León, denominado Rey de reyes porque se está hablando del primer Mesías y Macromesías de la macroera de Escorpio.
Escorpio, como he hablado en otras páginas, es representado como un águila y la unión del Mesías Leo de la nueva era de Acuario y el Águila de la macroera de Escorpio es el Grifón. Es por todo ello que profetas como Nostradamus nos dicen que «como un Grifón vendrá el Rey de Europa o Mesías de la nueva era»
La era que seguirá a la de Acuario o segunda de la nueva macroera de Escorpio está por ver. Los antiguos astrólogos calculaban que el sentido de giro de las eras y macroera de Escorpio podría ser opuesto al actual y hasta muchos planetas podrían desaparer o alterar sus órbitas. Por ello mencionaban al final de nuestra era de Piscis como el Día de las Grandes Mutaciones, que evidentemente se corresponde con el final de nuestra macroera de Libra, cuyo Mesías es el Cordero o Aries que simboliza el Bien o el Be en catalán.
Al final de nuestra macroera de Libra y en era de Piscis, habría la lucha con el Anticristo, Dragón Infernal y los Falsos Profetas o sino nos iríamos todos a hacer puñetas. El mal nunca tiene futuro a largo plazo, porque se autodestruye siempre y su principal enemigo es él mismo. La manera de combatir el mal es no imitarlo, ni tratar de enfrentarlo. Lo soportamos como Jesús el Calvario, a lo largo de 12 estaciones. Así ha sido nuestra macroera de Libra, un aprender la dualidad bien y mal indispensable para nuestro equilibrio interno que nos ha de permitir entrar en una nueva macroera con un cuerpo físico inmortal.