DSC03006La Apocalíptica es una ciencia muy antigua y que está basada en la Astrología, que más que una ciencia era la Ciencia Oficial en el mundo antiguo y la Madre de las ciencias en general y es por ello que hay que tenerla en cuenta para descifrar el Apocalipsis. Todo parece indicar que los antiguos identificaron los caballos del del Apocalipsis con el signo de Sagitario.

Cuando leemos detenidamente las profecías del Apocalipsis  y tenemos en cuenta los arquetípos astrológicos, nos podemos dar cuenta que los signos astrológicos con los que se corresponden van al revés como las Eras, pero si nos fijamos en la manera en que está escrito el texto vemos que hay detalles que encajan mejor si leemos al revés, o sea de abajo a arriba  o como empezando por la cola y  por el último sello que se correspondería con el signo de Géminis que es el Mensajero de los Dioses y entonces leeríamos así:

-“Cuando abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media hora. Y vi a los siete ángeles que estaban en pie ante Dios; y se les dieron siete trompetas. Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de oro;  y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono. Y de la mano del ángel subió a la presencia de Dios el humo del incienso con las oraciones de los santos. Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la tierra; y hubo truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto”.

-“Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el Sol se puso negro como tela de cilicio,  y la luna se volvió toda como sangre; y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento. Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió de su lugar. Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?”

“Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra? Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo,  hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos»

Sagitario (Júpiter en Sagitario) “Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente, que decía: Ven y mira. Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra”. 

Sagitario (Júpiter en Sagitario) “Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que decía: Ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo negro; y el que lo montaba tenía una balanza en la mano. Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino”.

Sagitario (Júpiter en Sagitario) “Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente, que decía: Ven y mira. Y salió otro caballo, bermejo; y al que lo montaba le fue dado poder de quitar de la tierra la paz, y que se matasen unos a otros; y se le dio una gran espada”.

Sagitario (Júpiter en Sagitario) “Vi cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes decir como con voz de trueno: Ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo, y para vencer”. 

“Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos. Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos?… Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra. Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre DSC03027nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación”. 

Si nos fijamos los sellos encajan perfectamente unos con otros en el sentido inverso al que viene escrito en el Apocalipsis, como si los hubiesen cambiado intencionadamente o bien hubiese que leer de abajo a arriba o que en los sueños se ve como en un espejo, o sea al revés-  Si leyéramos en el sentido invertido, el que leemos en el Apocalipsis, lo vemos así:

“Vi cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes decir como con voz de trueno: Ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo, y para vencer”. 
“Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente, que decía: Ven y mira. Y salió otro caballo, bermejo; y al que lo montaba le fue dado poder de quitar de la tierra la paz, y que se matasen unos a otros; y se le dio una gran espada”.
 “Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que decía: Ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo negro; y el que lo montaba tenía una balanza en la mano. Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino”.
“Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente, que decía: Ven y mira. Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía; y le fue dada gallpotestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra”. 
“Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra? Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo,  hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos”.
“Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio,  y la luna se volvió toda como sangre; y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento. Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió de su lugar. Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?”
“Cuando abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media hora. Y vi a los siete ángeles que estaban en pie ante Dios; y se les dieron siete trompetas. Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de oro;  y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santoscarmen_fotos 1458, sobre el altar de oro que estaba delante del trono. Y de la mano del ángel subió a la presencia de Dios el humo del incienso con las oraciones de los santos. Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la tierra; y hubo truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto

El terremoto que vemos al final del séptimo sello es el mismo que el del sexto en realidad y se ve claramente eso y tiene más sentido que las trompetas de los ángeles suenen al principio y no al final .  Luego hay un gran terremoto y muchos muertos y luego más muertos por la peste y la hambruna que hay detrás de una gran destrucción y luego se matan por la poca comida y es cuando por fin llega el Mesías en un caballo blanco y entramos en el Cielo o quinta dimensión, osea en la Octava Macroera Luminosa de Escorpión, que será la primera de las MACROERAS LUMINOSAS, que se corresponde también con el signo de Capricornio porque es un final y principio como en el mes de Capricornio que termina y empieza el año…

El Caballo Blanco o Primer Jinete del Apocalipsis, es en realidad el Mesías y lo cambiaron de lugar deliberadamente y hasta lo confunden con el Anticristo y lo mismo a Dios que lo pusieron al Principio y de manera que quedara como un reino antiguo  y las trompetas del Apocalipsis que anuncian están al Final, que lógicamente no anuncian nada a nadie si ya todos han muerto según está escrito y ya se sabe lógicamente lo que ha pasado. Luego prohibieron la Astrología para que nadie lo notara y así nos ha llegado hasta nuestros días. Menuda empanada!