profecías de una mujer alemana, que firmaba con el seudónimo de Ermitaño

Según Tolomeo:«Damasco de Siria fue fundada y bautizada por Damasco, hijo del administrador de Abraham;  antaño tuvo la primacía en toda Siria, pues todavía no florecían allí Antioquía, Laodicea y Apamea, ciudades que fueron construidas después de Alejandro. Éste es el Damasco que Abrahám dijo que sería su heredero antes que fuese prometido a Isaac».

Vemos que Tolomeo nos habla de la fundación de Damasco de Siria, dejando entrever la existencia de otra Damasco, a la que llama «Campo Damasceno» en otro escrito y lo dice así: «En el Paraíso estuvo Adán que fue creado en el Campo Damasceno y llevado cerca de la ciudad de Hebrón, en Siria».

También nos dice Tolomeo que: «En Sarapa es a donde fueron trasladados en cuerpo y alma Enoch (antes del Diluvio) y Elías, nacido en Siria, al margen de la ley de las Escrituras, esperando la llegada del Anticristo bajo el cual sufrirán martirio».

profecías de una mujer de seudónimo ermitaño

Se consideró antiguamente que el Paraíso Terrenal estaba en Siria, en una ciudad llamada Hebrón. Pero también se menciona con la palabra Hebro, con h incluida ,  al río Ebro y la Sarapa que se supone está en la India tiene mucho parecido con Sapharad, que es como se llamó también a España.

Vemos en la versión del Apocalipsis firmada por un tal Ermitaño, que muy cerca de la palabra Adán está la pabra Henoch, aquí con H, que se va elevando o abriendo paso entre las ramas de la Viña hasta alcanzar el florecimiento. Elías aparece más tarde, a partir de la tercera rama  y ambos se encuentran con el Anticristo, aquí llamado Antecristo y lo vencen de alguna manera alcanzando juntos el florecimiento.

Según Tolomeo Elías, nace en Siria y protagoniza una de las profecías del Final de los Tiempos más enigmáticas. Pero llegados aquí debemos de mencionar a uno de los personajes más carísmáticos de la profecía y que se trata de una mujer, la llamada Sibila Eritrea, la quinta Sibila y nacida en Babilonia,  que es la que profetiza sobre Cristo y habla así:

profecías de una mujer que firmó con seudónimo de ermitaño

“En el momento final Dios se volverá humilde, se volverá humilde su descendencia divina: yacerá en el heno el cordero y nacerá un dios hombre mediante la intervención de una doncella. Le precederán señales entre los judios y una vetusta mujer concebirá una criatura. Betes admirará al conductor del orbe y se preparará para el nacimiento”

El Génesis bíblico nos habla de Isaac y de sus dos hijos, de manera que llama Esaú a Damasco y llama Isaac  a Jacob y no dice que Isaac sea administrador de Abraham, sino que es su hijo. Jacob se identifica con Jazarael (Jazael) y con Isaac, que es el que da nombre a Israel. También se identifica a Esaú con el Ben Abad que finalmente es ahogado con una toalla por Jazael.

En Génesis 27 nos dice: «Isaac era ya viejo y se había quedado ciego. Llamó a su hijo mayor Esaú y le dijo: «¡Hijo mío!». «¡Aquí estoy!», respondió él. «Como ves, continuó Isaac, yo soy viejo y no se cuándo moriré. Toma tu aljaba, tu arco,  sal al campo y tráeme caza. Prepárame un guisado como a mí me gusta y tráemelo para que yo te bendiga antes que muera.  Rebeca había estado escuchando lo que Isaac decía a su hijo Esaú, y en cuanto éste se fue al campo en busca de caza para su padre, lamó a su hijo Jacob y le dijo: «Acabo de oír a tu padre hablar con tu hermano y decirle que le trajera caza y le preparara un guisado para comérselo, y que le bendecirá delante del Señor antes de morir. Hijo mío, escúchame y haz lo que te mando. Vete al rebaño y traeme dos cabritos. Yo prepararé a tu padre un guisado como a él le gusta» y Jacob respondió a Rebeca: «Tú sabes que mi hermano Esaú es velludo, y que yo soy lampiño;si por casualidad mi padre me palpa, y descubre que soy un impostor, atraería sobre mí la maldición en lugar de la bendición. Su madre le dijo: «Caiga sobre mí la maldición, hijo mío. Tú hazme caso y vete a buscar los cabritos». El fue a buscar los cabritos, se los trajo a su madre, y ella preparó el guiso como a su padre le gustaba. Tomó después Rebeca vestidos de Esaú, lo mejor que tenía en casa, y se los puso a Jacob, su hijo menor. Con las pieles de los cabritos cubrió sus manos y la parte lisa de su cuello, y puso en las manos de Jacob el guiso y el pan que había preparado.

Jacob entró adonde estaba su padre y le dijo: «¡Padre! El respondió: «Sí, ¿quién eres, hijo mío?» Jacob dijo: «Soy Esaú, tu primogénito. He hecho lo que me mandaste. Ven, siéntate, come lo que he cazado, y después me bendecirás». Isaac preguntó a su hijo: «¿Cómo la has encontrado tan pronto, hijo mío?» El respondió: «Porque el Señor, tu Dios, me la ha puesto en las manos. E Isaac le dijo: «Acércate, hijo mío, para que te palpe, a ver si tú eres mi hijo Esaú, o no». Jacob se acercó a su padre Isaac, que lo palpó y le dijo: «La voz es la de Jacob, pero las manos son las de Esaú». No lo reconoció, porque las manos eran velludas como las de su hermano Esaú, y se dispuso a bendecirlo. Pero todavia insistió: «¿Eres tú de verdad mi hijo Esaú?» El contestó: «Sí, yo soy». Entonces le dijo: «Acércame la caza, hijo mío, para que coma, y te bendeciré». Jacob se la sirvió, y él comió; le trajo también vino, y bebió. Después Isaac, su padre, le dijo: «Ahora acércate y bésame, hijo mío». El se acercó y lo besó. Y cuando Isaac olió su ropa lo bendijo diciendo: El aroma de mi hijo es como el de un campo bendecido por el Señor. Que Dios te conceda el rocío del cielo, la fertilidad de la tierra, y trigo y mosto en abundancia. Que los pueblos te sirvan, y las naciones se inclinen ante ti. Sé señor de tus hermanos y que se postren ante ti los hijos de tu madre. Maldito sea quien te maldiga, y quien te bendiga sea bendito». Tan pronto terminó Isaac de bendecir a Jacob; nada más salir éste de su presencia, volvió de la caza su hermano Esaú. Preparó también él un guiso, se lo llevó a su padre y le dijo: «Padre, levántate y come la caza de tu hijo, y después me bendecirás». Pero Isaac le dijo: «¿Quién eres tú?» El respondió: «Esaú, tu hijo primogénito». Entonces Isaac se estremeció fuertmente y dijo: «¿Pues quién ha sido el que me ha traído la caza? Comí de ella antes de que tú vinieras, lo he bendecido, y quedará bendito». Al oír Esaú las palabras de su padre, dio un gran grito y, lleno de amargura, dijo a su padre: «Bendíceme también a mí, padre». Pero él le respondió: «Tu hermano vino con engaño y se llevó tu bendición. Esaú exclamó: «Con razón se llama Jacob, me ha suplantado ya dos veces, primero se llevó mis derechos de primogénito y ahora se lleva mi bendición. Y añadió: «¿No tienes otra bendición para mi?». Isaac le respondió: «Ya lo he constituido señor tuyo, y le he dado por siervos a todos sus parientes; le he asegurado el trigo y el vino, ¿qué puedo hacer por ti, hijo mio?». Entonces Esaú insistió: «¿No tienes más que una bendición, padre?» Bendíceme también a mí, padre mío». Esaú  lloró a gritos. Entonces su padre Isaac dijo: «Vivirás lejos de tu tierra, lejos del rocío del cielo. Vivirás de tu espada y servirás a tu hermano; pero cuando te emancipes, sacudirás su yugo de tu cuello».

Desde entonces Esaú odió a Jacob por la bendición que su padre le habla dado, y se dijo para sus adentros: «Se acerca el día en que se hará duelo por mi padre; entonces mataré a mi hermano Jacob». Le contaron a Rebeca lo que habla dicho su hijo mayor, y ésta mandó llamar a Jacob para decirle: «Mira, tu hermano Esaú quiere matarte para vengarse de ti. Por tanto, hijo mío, escúchame: huye en seguida a casa de mi hermano Labán, a Jarán. Quédate con él por algún tiempo hasta que se haya calmado el rencor de tu hermano contra ti, y se olvide de lo que le has hecho. Entonces yo mandaré a buscarte . No quiero perderos a los dos el mismo día».

Después Rebeca dijo a Isaac: «Estoy asqueada de la vida, a causa de las mujeres hititas. ¿Si Jacob se casa con  una hitita como éstas, no me importa la vida».»

Génesis 28: «Isaac llamó a Jacob, lo bendijo y le dio esta orden: «No te cases con una mujer cananea. Anda, vete a Padán Arán, a casa de tu abuelo Betuel, y toma allí por mujer a una de las hijas de tu tío Labán. Que el Dios Poderoso te bendiga y te haga tan fecundo y numeroso que llegues a ser una muchedumbre de naciones. Que él te conceda la bendición de Abrahán a ti y a tus descendientes, y llegues a poseer la tierra en la que resides como emigrante, la que Dios entregó a Abraham. Isaac despidió a Jacob, y éste se fue a Padán Arán, a casa de Labán, hijo del arameo Betuel, y hermano de Rebeca, madre de Esaú y Jacob.

 Esaú supo de que Isaac había bendecido a Jacob y le habla enviado a Padán Arán para tomar allí esposa, y de que al bendecirlo le habla ordenado que no se casara con una mujer cananea, y de que Jacob, obedeciendo a sus padres, habla partido en dirección a Padán Arán y comprendió que las mujeres cananeas eran mal vistas por su padre Isaac. Entonces Esaú fue donde vivía Ismael y, además de las que ya tenía, tomó por mujer a Majalat, hija de Ismael, el hijo de Abrahán, y hermana de Nebayot.

Salió Jacob de Berseba con dirección a Jarán. Llegado a cierto lugar, se dispuso a pasar allí la noche, porque ya el sol se había puesto. Tomó una piedra, se la puso de cabezal, y se acostó. Tuvo un sueño. Veía una escalera que, apoyándose en tierra, tocaba con su cima el cielo. Por ella subían y bajaban los ángeles del Señor.  Arriba estaba el Señor, él cual dijo: «Yo soy el Señor, el Dios de tu abuelo Abrahán y el Dios de Isaac; yo te daré a ti y a tu descendencia la tierra sobre la que estás acostado. Tu descendencia será como el polvo de la tierra; te extenderás al este y al oeste, al norte y al sur. Todas las naciones recibirán la bendición a través de ti y de tu descendencia. Yo estoy contigo. Te protegeré adondequiera que vayas y haré que vuelvas a esta tierra, porque no te abandonaré hasta que haya cumplido lo que te he prometido. Al despertar Jacob de su sueño, dijo: «Ciertamente el Señor está en este lugar, y yo no lo sabía». Tuvo miedo y añadió: «¡Qué terrible es este lugar! ¡Nada menos que la casa de Dios y la puerta del cielo!». Y levantándose temprano tomó la piedra que se había puesto por cabezal, la erigió a modo de estela y derramó aceite sobre ella. Y llamó a aquel lugar Betel , antes se llamaba Luz.

Jacob hizo también esta promesa: «Si Dios está conmigo, si me protege en este viaje que estoy haciendo y me da pan y vestidos para cubrirme, y si puedo volver sano y salvo a casa de mi padre; entonces el Señor será mi Dios, y esta piedra que he levantado a modo de estela será un santuario».

La Virgen conducida por Elías Profeta en su carro de fuego

Cuando se dice en el Apocalipsis lo de: “TENER OIDOS PARA ESCUCHAR LO QUE EL ESPIRITU DICE A LAS IGLESIAS” y que “al vencedor le dará la Estrella de La Mañana”, que representa a Venus; debemos de saber que el símbolo de Venus o Anj simboliza la INMORTALIDAD. También la piedrecita blanca es símbolo de la inmortalidad

«Vuestra Luz, Sagrada Aurora de los mortales es guia y norte, sois Estrella Matutina de una luz que no confunde…» reza la canción a la Virgen de Mongrony (Mogoronio). Venus siempre está al lado del Sol, o sea que si es de noche anuncia la salida del sol Y ES LA ESTRELLA DE LA MAÑANA.

Cuando Venus sale por la tarde está junto a la puesta de Sol y es estrella Vespertina. O sea sólo está cerca del Sol y sólo se puede ver al amanecer o al atardecer. Venus es la diosa que representa nuestra macroera de Libra y que no podría faltar al Final de los Tiempos, en el Jucio Final.  Una macroera de Libra, siendo este signo zodiacal representado por la balanza y que por lo tanto representa  la  justicia , se vería  ridícula o sin sentido de no tener su Juicio Final.