Carísimo Papa Francisco:
En el nombre de Dios Altísimo le escribo esta carta, desde la tristeza inmensa que golpea mi corazón y desde la profunda indignación que me produce como cristiana el ver como han ido convirtiendo el ilustrísimo cenobio de Ripoll, que en su día albergara las reliquias de inumerables mártires, como las de la Legión Tebana o 6.600 soldados reclutados en Tebas por los romanos y que prefirieron morir a uno a uno martirizados antes de atacar la Galia y a los cristianos o los cuerpos de santos y de entre ellos el del santo Rey de Aragón que una vez más ha sido profanado y hecho burla por los indignos políticos catalanes, que el día 11 de septiembre del 2013 protagonizaron un escandaloso acto de incitación al odio y a la destrucción de España desde el mismísimo altar, estando presentes los representantes eclesiásticos y con el consentimiento del Obispado de Vic.
Son años de abusos, de los más aberrantes atropellos, los que se vienen soportando en Ripoll; un lugar emblemático del cristianismo y necrópolis importantísima dedicada a Santa María y mandada edificar por Wifredo el Peloso y su esposa Winidilda para el perdón de sus pecados.
Vemos en una reseña histórica de José Mª Pellicer que dice lo siguiente: fué erigido el Altar con la invocación del nombre de Dios, y con laudatorias aclamaciones de los concurrentes. Para cúmulo de su mayor santificación, se depositaron en él con suma reverencia muchas prendas de santos, en las cuales el templo abundaba, aumentadas con las que de nuevo concedieron los fieles…….”.Las reliquias á que se refiere el pasaje anterior, se guardaron hasta 1835 en cuatro arquillas de plata dorada, artísticamente labradas con primoros relieves. Las principales eran las siguientes: Partículas del Lignum crucis, del Santo Sepulcro, del Pesebre, de la tohalla conque Cristo enjuagó los pies á sus discipulos y del vestido de la Santísima Virgen. Reliquias de los santos mártires Pedro y Pablo, de San Saturnino primer apóstol de nuestra patria, de San Félix y San Narciso de Gerona, de Poncio, Dionisio, Rústico, Euleterio, de los mártires de la legión Tebana, de Sebastián, Vicente, Víctor, Desiderio, Primo, Marcelino, Geminiano, Alejandro, Félix, Justo, Víctor y de otro del mismo nombre; de Felícula, del mártir indígena Urbico, de Hipólito y de los mártires llamados Massae, de Marcial, de Salvio y de su madre Leónidas, de los Santos Inocentes y otros cuarenta mártires; de cornelio, de Valentín y de Donato obispo. Así mismo reliquías de San Martín obispo de Tours, de San Benito Legislador admirable de la órden de su nombre, y de los santos confesores Ambrosio, Gregorio, Lamberto, Ganderico, Justo, Laurencio y Rómulo. Por último cabellos de Santa Cecilia, restos de Santa Escolástica hermana de San Benito, de Santa Eulalia barcelonesa, y de santa Felícitas, madre feliz de siete hijos mártires.
Es lamentable que el pasado día 11 del presente mes que en el mismísimo altar que en su día se depositaran las reliquias de los inumerables santos, tuvieramos que presenciar a los políticos indignos y de entre ellos el presidente Artur Mas, cual si fuera un mártir y emulando a Cristo incitara al odio y a la destrucción de España desde el mismísimo altar. Es sin duda vergonzoso el victimismo en el que se envuelven algunos políticos en Cataluña y que usen el citado cenobio para hacerse los mártires y que encima insulten a los Santos que allí reposan o lo que queda de ellos, como en el caso de Ramón Berenguer IV, al que ni mencionan pero del que han tomado el símbolo de la bandera de barras y han pegado un escudo en la tumba de Wifredo, que evidentemente antes no estaba, ya que los escudos heráldicos datan del siglo XII y ello para falsificar la historia con la que adoctrinan a nuestros hijos en el odio a España.
La foto corresponde a la del sepulcro conmemorativo de Ramón Berenguer IV, principe de Aragón y el texto es el que se lee debajo de la Santa Cruz, en lo que se puede leer lo siguiente:
In hoc almo coenobio Sanctae Mariae Rivipollensis septem abhinc saeculis in paci quievit corpus incorruptum Raimundi Berengarii IV Comitis Barchinonensis et Principis Arragonensis, cognomento Sancti cui ovnis conventus Osrinis Sacrosanti Sepulcri Hierosolymitani Necnon Sanctisimi Hospitalis, venerandaeque militiae Templi regnum Arragoniae ipsis ab Alphonso I in suo testamento dimissum concessere XVI kalendas Octber.ann MCXL.
Quod quidem corpus a Gallis invasoribus an. MDCCXCIV profanatum, postea ann. MDCCCXXXV fuid infando incendio sacrilege consumptum. Anno vero MDCCCXCIII Basilica feliciter instaurata munificencia ac sudelitate illustrissimi viri D.D Josephi Morgades et Gili Episcopi Vicensis Equites Sancti Sepulcri ex Coetu Barchinonensi tanti Principis suique confratis memores hoc monumentum posuere. “En este venerable monasterio de Santa María de Ripoll, durante siete siglos ha reposado en paz el cuerpo incorrupto de Ramón Berenguer IV Conde de Barcelona y principe de Aragón llamado el Santo, al cual todo el capitolio de la Orden del Santo Sepulcro, del Santo Hospital y la venerable milicia del Temple concedieron a 16 de las calendas de octubre del año del señor de 1140 el reino de Aragón otorgado a ellas por Alfonso I en su testamento. Ciertamente este cuerpo fue profanado por los invasores franceses en el año 1794. Después en el año 1835 fue sacrilegamente consumido por un horroroso incendio, pero en el año1893 habiendo sido levantada felizmente una basílica gracias a la generosidad y eficacia del ilustrísimo Señor Doctor Josep Morgades i Gili, Obispo de Vic, los caballeros del Santo Sepulcro, confrailes suyos, le han puesto este recuerdo”
En el sepulcro de la foto hay los restos de Ramón Berenguer III y algún hueso de Ramón Berenguer IV, que es lo poco que quedó del incorrupto cuerpo del Santo, después de que al grito de ¡ libertad! se paseara arrastrando el cádaver incorrupto del Conde-rey que libertó los últimos territorios catalanes, por las calles de Ripoll y después que incendiaron el pueblo.
Vemos como lo cuentá Pellicer en su citado anteriormente libro:
“..Agitación ansiosa (seguida de profundo silencio) cundió en la villa cuando a las nueve y media de la mañana del día de San Román mártir (domingo 9 de agosto) se observó que un batallón de migueletes volvía sobremanera excitado por la parte del Arquet, con nuevas ciertas de los sacrílegos excesos de Barcelona. Publicábanlos a gritos, los comentaban, los aplaudían y animaban con diabólica algazara a reproducirlos en el centro de la Montaña. Los monjes aterrorizados reconocen por fin el peligro, pero firmes a toda costa de salvar el legado de tantos siglos, desoyen consejos, desechan ruegos y aún las lágrimas de algunos leales ripolleses que, en tan críticos momentos, olvidando disensiones pasadas, no sólo procuran su salvación, sino que además ocuparon las avenidas del monasterio, con la resolución heróica de salvarlo, o perecer en la demanda. Presentían sin duda, que en la ruina del célebre monumento iba envuelta la de sus hogares y familia. ¡Harto pronto las discordias civiles confirmaron la realidad de tales presentimientos! Secundaba la milicia nacional los intentos de los intrépidos vecinos, y se ezforzaba, aunque en vano, a fustrar la horrible trama de los juramentados migueletes seguros esos en su fuerza, por toda contestación a los pactos y transacciones propuestas, afilaban en el fondo de inmundos bodegones sus puñales, y distribuían las téas incendiarias , entre los brindis de la orgía y las amenazas de muerte, que alcanzaban tanto a los pobres cenobitas, como a la aristocracia de la villa……”En aquella tarde de agosto los miqueletes apuñalaron a dos cenobitas, en el corazón, pero como los demás habían huido se quedaron con hambre asesino y se ensañaron con los sarcófagos. Desenterrando a los muertos y de entre ellos el de Ramón Berenguer IV y luego incendiaron todo el pueblo.
Pellicer añade también en su obra las siguientes palabras: ¡Dichosas reliquias nuestras, si convertidas en ceniza, barridas, trasportadas , diseminadas por el Aquilón a regiones más libres, logran escapar de la esclavitud en que volveis a sumir a la pátria, después de seis siglos de heróica reconquista . ¡ Hay de Cataluña y de sus hijos! ¡Hay de Ripoll!Miles de pergaminos, de códices depositarios de la ciencia de miles de años, quedaron carbonizados, hasta que asfixiados por el humo, el calor y el olor pestilente los miqueletes se marcharon, aunque regresaron el día 11 para continuar su fiesta.
Es tristísimo que nuevamente y al grito de indepencia se profane el monasterio de Ripoll y que se vacíen los sarcófagos de una estancia no abierta al público en el afan de reliquias, aunque sean para abastecer el museo Episcopal de Vic. Los cuerpos de los que allí reposaban y reposan merecen un respeto y que se les restituyan las dignidades y que no se les peguen escudos heráldicos que no les pertenecen y más porque son padres de una nación y el cristianismo está en deuda con ellos y no porque lo diga yo que soy insignificante, sino porque así lo dijeron Papas y altísimas autoridades eclesiásticas.
Vemos en la reseña histórica de José Mª Pellicer de 1888 que : El altar mayor, incomparable trono que Oliva erigió á la celestial protectora de los Príncipes Catalanes, era la tercera obra maestra que ostentaba la basílica. Consistía en una mesa de jazpe rojizo, apoyada en grupos primorosamente esculturados, representante de las luchas entre las pasiones y la razón . En los ángulos se levantaban cuatro esbeltas columnas, destinadas á sustentar una especie de cúpula, que con su forma semejante á una copa hecha por el fruto del nelumbo se llamaba Ciborium ( de kiborion, fruto del nelumbo especie de nenufar, común en Egipto.Copa hecha con este fruto, Ciborium) . Un precioso velo , semejante al que Godmaro regaló el día de la primera dedicación, adornaba los intercolumnios, y ocultaba el altar durante la consagración. Otro de rico brocado se veia sobre el ara, en recuerdo de los de colores de sangre que los primitivos cristianos extendían sobre las tumbas de los mártires. Del centro de Ciborium estaba suspendida una paloma de oro , en la que se guardaban las sagradas formas reservadas a los enfermos.
El retablo del altar era un exquisito trabajo de orfebrería cuajada de rubíes, carbunclos y otras piedras preciosas, en el que se habían invertido ciento sesenta onzas de oro y gran cantidad de plata. Recordaba por su valor intrínsico y artístico el pallioto ó frontal de oro de San Ambrosio de Millán y la palla de oro de Venecia. Se conponía de varios cuadros de la vida de la Virgen, cuyo asunto sería el que ostentaron las preciosas claves, cuando las bóvedas de cañón fueron sustituidas por bóbedas ojivales. Nada más podémos añadir, por haber desaparecido este incomparable tesoro en el siglo XV. Era anterior al de la catedral de Gerona, por ser regalo particular del mismo Oliva, como afirma el autor de Gesta Comitorum. Este 2013 se ha nombrado a Ripoll capital de la cultura catalana 2013 y el acto de inaguración fue muy concurrido. Sin embargo dada la importancia tan grande del ilustre cenobio en donde se celebro el acto, sin duda fue algo vergonzoso frente a la história. Ya desde el principio hubieron incidentes con el cura, que se negaba que las autoridades locales colocaran una bandera estelada en lo alto del Monasterio y despúes se negó el acosado sacerdote a que colgaran una bandera catalana enorme delante de la fachada del Glorioso monasterio.


Según asegura Mr. Barthélemy en su Étude sur les établissements monastiques du Rousillon: Los Templarios fueron desde Barcelona y señala una primera donación hecha por el señor de Banyuls del Aspre en 1132. Al año siguiente , una mujer, Azalaidis , dona también a los Templarios un alodo en Villamolassa y en dicha tierra fue donde poco después la orden instituyó la preceptoría del Mas-Deu.
Olvidados por todos, ninguneados por intereses egoistas, los Berenguer reposan en Ripoll junto al Altar mayor y mientras que Wifredo el Peloso, al que como ya he mencionado han pegado el escudo de barras de Aragón recientemente, es colmado de flores mientras que la única florecilla que se ha depositado en la tumba de los Berenguer se la he puesto yo…En vano estuve el día 11 de este mes, pidiendo una sencilla flor de donación para la tumba del rey de Aragón, pero todos se negaban y seguían poniendo enormes ramos a su imaginario padre de su imaginaria nación. Ya se que es mucho atrevimiento por mi parte pedir al Sumo Pontífice Francisco una flor en donación para el rey de Aragón, aunque sea de plástico del más barato…..pero en mi opinión eso sería importantísimo y movería a la gente a la reflexión en estos momentos tan tensos de crispación y frenaría de cuajo los abusos que se vienen cometiendo en el ilustrísimo cenobio, que un día fuera cuna de las ciencias y en donde estudió el Papa Silvestre II y cuyas preciosas Biblias se guardan en el Vaticano junto con otras reliquias.
Atentamente: Carmen Saló-Ripoll