Ya avisé la Navidad pasada que la Virgen de Mongrony había maldecido a Jordi Pujol y que una guerra iba a estallar en Cataluña y que amenazaba al mundo y es que no se puede ir al Santuario de la Sagrada Aurora, que de los mortales es Guía y Norte, a pedir sus favores para ganar las elecciones y luego cometer todo tipo de atropellos. No se puede tampoco andar profanando las tumbas de los muertos o burlarse de los mártires de la Necrópolis de Santa María de Ripoll o del 11 de septiembre.
Ya lo decía Jacinto Verdaguer en su obra «La Atlántida»:
Atlantes, ay de vosotros! más ay de vuestro imperio que, como el sol, decae de su mediodía al mar! eso que los cielos dicen con lenguas de misterio, enferma en sus desvaríos la tierra lo dice bien claro.
He visto de infantes y vírgenes horribles sacrificios; he visto a la inocencia del negro crimen a los pies, por todas partes las villas, hechas encanto de todos los vicios y estos dentro del templo robar incienso a los dioses.
He visto en la juerga jovenes tiernos revolcarse, los padres sacar a vender su hijo, del abuelo triste los nietos como de una pesada carga descartarse, y un hermano del otro beberse la sangre!
Se dice que la Atlántida fue destruida a causa de la crueldad de sus habitantes y es que el mal es un síntoma de enfermedad o presagio de muerte según se extiende. La corrupción siempre precede a la caída de los imperios, que como el sol declinan al atardecer, tiñendo el ocaso de presagios.
Cataluña ya es la comunidad más corrupta de España y lo dice Europa y eso que no sabe la gente de la copla ni la mitad, porque la ingeniería social a la que se está sometiendo a los niños autóctonos, que incluye las drogas o pastillas para hiperactivos (no siendo realmente la hiperactividad ninguna enfermedad) o la ideología de género que induce a la homosexualidad y todo tipo de perversiones que hace que muchos jóvenes terminen suicidándose como ocurre en Campdevánol.
Cataluña tiene la segunda tasa de natalidad más baja del mundo, siendo la primera el Vaticano y los pocos niños que nacen son drogados, pervertidos, destruidas sus familias y sustituidos por los «nuevos catalanes» que son más fáciles de manipular.
Creo recordar que se llamaba Tati Solà el primero que murió en España por sobredosis de drogas, tenía 18 años y era de Vic y de eso hace ya muchos años. Después murieron a cientos y a miles los jóvenes victimas de la ingeniería social o el drogar y controlar.
Cataluña más que una madre de los catalanes es una Madrastra que nos envenena el biberón y por ello va a estallar una guerra y después los volcanes que limpiarán la corrupción!