La profecía de Jacinto Verdaguer

¡Per ço faig nosa i volen matarme:  perquè callo,
perquè tinch art i glories, comerç en terra i mar,
perquè ab totes mes forçes titániques treballo,
industria, lleys y llengua me volent arrancar!
¡Van fent la patria esclava de Fransa i  d´Inglaterra,
comerç, agricultura, marina, tot s´aterra!
Germans los de la plana, germans los de la serra, 
¿á nostre mare Espanya la deixarem lligar?
Jacinto Verdaguer
 
¡Por eso molesto y quieren matarme: porqué callo,
porque tengo arte y glorias, comercio en tierra y mar,
porque con todas mis fuerzas titánicas trabajo,
industria, leyes y lengua me quieren arrancar!
¡Van haciendo la patria esclava de Francia, de Inglaterra,
comercio, agricultura, marina, todo se aterra!
Hermanos los de la llana, hermanos los de la sierra,
¿a nuestra madre España la dejaremos atar?
Jacinto Verdaguer
 
  

Como podemos apreciar en el escrito de Verdaguer, el gran poeta catalán consideraba a España su madre y la de los catalanes, a la que se había de salvar de las garras de los  envidiosos de los franceses e ingleses. Pero  sobretodo había de ser salvada de los mismos españoles o catalanes que la querían esclavizar para regalársela y es que en este país siempre han habido pésimos políticos, traidores o pasados de rosca que se han empeñado en destruir o dividir la tierra más hermosa que ha existido en la historia.

Es el mismo Verdaguer, que en su obra titulada la Atlantida , canta así:

Y ¿Quien salvó aquel nido de la legión íbera
al perecer el árbol del cataclismo en pos?
¡España!, ¿quién te salva,si la nave ligera que a remolque seguías, hundióse?
¡Sólo Dios!
Él colocó el tesoro de Atlántida en tu popa:
te atracó al Pirineo de águilas nidal;
te puso tras el muro de la riente Europa,
mecida por dos mares cual Venus ancestral.
El dios de las riquezas por ello en ti pusieron los griegos, tus montañas de oro al ver surgir;
tus tesoros más grandes que los de Colcos fueron;
tú diste Edén a Homero, a Salomón Ofir.
Y los pueblos al verte de Atlántida heredera
te dicen en su entierro: «¡Cual ella otra no hay!
¿Qué importa a las abejas que no haya primavera si,flor de las edades, les quedas tú?» Mas ¡ay!