Reina del Cielo
La Reina del Cielo que se venera en Ripoll

« Pobre aun de gente y de tierras el condado de Ausona, acudió el Conquistador à Sígebodo, obispo metrapolitano de Narbona, rogándole que administrase aquella Diócesis por si mismo ó por medio de sus sufragáneos, hasta que se poblase bastante de fieles para volver á tener , como antiguamente, propio obispo. Cuando la repoblación se hubo efectuado (886), el mismo Conde con el clero y  pueblo Ausonense suplicó á Teodardo sucesor de Sigebodo (en 885) que restítuyese la sede de Ausona, el cual, accediendo con los demás prelados á esta petición, consagró á Godmaro (en 886), obligándole á pagar una libra de plata. » (Acta del concilio de Barcelona, año 906)

Empezó el nuevo obispo á ejercer su autoridad consagrando la multitud de iglesias reedificadas o fundadas durante los años en que su Sede habia estado vacante. Entre ellas la catedral de Vich, la iglesia de Tona, San Juan de Ripoll, etc, Acordóse  el piadoso Wifredo especialmente de la de Santa María, la primera del valle que había favorecido, y á cuya consagración había determinado asistir en persona, acaso con voto religioso, apenas hubiesen terminado sus conquistas.

Completamente pacificado estaba el país en 888, y entonces fue cuando el insigne Conde « correspondiendo á los triunfos que Dios le dió contra sus enemigos», creyó llegado el tiempo de cumplir su deseo, y sin dilación lo efectuó.

El mes de abril, el más benigno del año en el pintoresco valle, por estar derritidas las nieves en los cercanos montes, matizados de flores los prados, alegres las selvas con el canto de las avecillas; es el escogido para consagrar de modo solemne y dotar espléndidamente el templo erigido en la delta del Ter y del Fraser.

Fuente de la piedra filosofal
la necrópolis de Ripoll ha quedado muy limpia.

Tuvo lugar el mismo día 20, con asistencia de la comunidad, presidida por Daguino, y de los moradores del Valle que desde 837 ocupaban los caseríos más arriba nombrados. Después de los oficios divinos y de sus ceremonias correspondientes á la consagración, se pasó á dotar la iglesia, proveyendo, ante todo, á los objetos de culto. Los ilustres cónyugues hicieron subir al respetable número de cincuenta y ocho los códices que ya entonces contaba el archivo, aumentandolos con un leccionario y un misal, dádiva que hemos de suponer digna de los otorgantes. Añadieron un primoroso cáliz de oro con su patena del mismo metal y vestidos sacerdotales, consistentes en una casulla, alba, manípulo y estola. Godmaro regaló una preciosa tela, rica en brocado y finísimas pinturas llamada cortina, cuyo objeto era cubrir el altar durante la consagración y la consumación de los misterios sagrados, y otro finísimo velo llamado pallia, palliola, palla, que sirven de toalla en el mismo altar, enriquecido con reliquias de mártires.

Reina del Cielo
Reina del Cielo, iglesia de San Julià

 

Para comprender la importancia del regalo de Godmaro, bastará recordar que San Benito, el ilustre fundador de la vida monástica en Occidente, creyó hacer un estimable presente á su discípulo San Mauro, enviándole un pedazo de tela roja que había servido para el altar de San Miguel; y que San Alberto comisionó á dos misioneros normandos en la Pulla, para ir á pedir al abad del Monte Gárgano una reliquia de la misma clase á fin de consagrar el Oratorio que elevaba al príncipe de los Arcángeles sobre el monte Tomba.

Atendidos de esta manera preferente los objetos del culto, los Condes ofrecieron su primogénito Rodulfo con toda su herencia á la Virgen, para que la sirviese todos los días de su vida. Sabido es que la ceremonia de oblación consistía en envolver la mano del oblato en la palla o toalla del altar, conforme lo previene el capítulo 59 de la regla de San Benito. Con Rodulfo fue entregado al monasterio el esclavo Aizfredo y, en calidad de vasallos perpétuos, los hombres de Estiula y de Ordina. Eran esos hombres prisioneros de guerra cristianos ó musulmanes, reducidos á la condición de esclavos, á quienes se destinaba al servicio de la iglesia, al cultivo de los campos y á otras obras públicas. Sobre esos esclavos sólo Dios y la Iglesia tenian derecho. Su obligación era asistir siempre que el Abad les llamase, recibiendo en compensación comida, bebida, y también vestido, cuando el trabajo en la iglesia era contínuo. Algunos de estos esclavos, como Aizfredo, adquirían la libertad haciéndose cantores, monjes ó sacerdotes, otros pagando cierta cantidad, como Arnulfo esclavo ripollés de Tallaferro, según más adelante veremos.

Pasaron en seguida á dotar la iglesia con diversas tierras, y aquí es donde se echa de ver que la dedicación de 888, política y religiosamente considerada, fué un acto de acción de gracias por la expulsión de los agarenos de Cataluña la Vieja.

Efectivamente , el que, al abandonar el valle, habia ofrecido (antes de 875) á Santa María, en prenda de su reconocimiento, una humilde posesión en Estamariu; vuelve victorioso en 888 y , noble y agradecido conquistador, ya Conde soberano de Barcelona, quiere que todos los condados por él sometidos estén representados  en sus pingües donaciones á la excelsa Reina que les había infundido valor en los combates, como es fácil convencerse de ello, trascribiendo las siguientes ofrendas que la escritura de donación menciona.

1ª. En el condado de Ausona la comarca en que radica el célebre santuario, fué dada por Wifredo al cenobio, para extenderse en su jurisdicción y beneficencia. (Los límites de esa comarca, que detalla la bula de Sergio IV, apéndice IV, eran llamados por los benedictinos: Termes privilegiats del monastir)

2ª. El Condado de Cerdaña fué representado por los dos caseríos Luz y Carexer, cedidos con sus dos iglesias y términos.

3ª. En representación del distrito de Berga ofreció las iglesias consagradas del lugar llamado Brositano, con sus alodios é iglesias de S. Vicente y de San Juan.

4ª. El tributo del Condado de Urgelfué el caserío de Exaduce con su iglesia de S. Miguel (no dedicada) con su alodio.

5º. La Marca ó frontera á donde se extendían las conquistas, pusieron a los piés de la Reina del Cielo la iglesia de Santa María de Pons (en la confluencia del Segre y del Bregós) con su alodio y términos; el lugar de Centumcellas con cuatro millas al rededor, con sus décimas, primicias y libertad de entradas y salidas.

6ª. Coronó estas donaciones  Montserrat, con las iglesias en las cúspides de la montaña y de las que se veían en la vertiente , con su alodio.

Termina la escritura diciendo : « De todo lo antedicho hacemos donación y lo concedemos yo Wifredo conde y Winidilde condesa al Templo de Sta. María del monasterio ripollés, para remedio de nuestra alma, en el día de de la consagración. Fue hecha esta donación á 20 de abril  en el año primero del gobierno del rey Odon. Wifredo suscribió. Señal de Winidilde, los cuales hicimos esta donación y rogámos á los testigos que firmasen. Truitario suscribió. Rannas suscribió. Señal de Oliba. Señal de Motemis. Fastila presbítero, quien escribió está donación en el dia y año susodichos ».

El generoso desprendimiento del Conquistador fue imitado por sus descendientes; el inmortal legislador de Cataluña Berenguer el Viejo recordó esta donación cuando en un documento solemne promete dar á Santa María  una finca de todas las ciudades y territorios  que conquistase, mandando á sus sucesores que siempre hicieran lo mismo.

La fama del glorioso templo con tantos dones enriquecido, con tantos recuerdos pátrios  sublimado, corrió por todas las provincias, y tanto se acrcentó la devovión hácia la Virgen de Wifredo, que « de todo Cataluña acudian a visitarla los fieles ». Estímulo eran de esta grande y general devoción las gracias espirituales y los frecuentes milagros con los que se veían favorecidos los que la visitaban, milagros que fueron anotando cuidadosamente los benedictinos en un libro que se conserva en el archivo.

En el torbellino de llamas que envolvieron el santuario en 1835, desapareció la devotísima imagen.

Falseando la historia
El ayuntamiento de Ripoll falsifica la historia de España

Como podemos apreciar en la reseña histórica de Santa María de Ripoll, del año 1888, escrita en castellano, que hiciera José Mª Pellicer i Pagés: mucho antes de que Wifredo el Velloso fundara la imaginaria nación catalana, ya existía Cataluña la Vieja y existían los esclavos Castellanos. No existía en aquellos tiempos el reino de Castilla, pero si seguían habiendo esclavos de la tribu íbera Castellanos, que esclavizó en su día el cónsul romanó Catón, al fundar la colonia que fuera Catalonia.

Ya en los anales de Cataluña de Narciso Feliu, se menciona como los Ausetanos se rindieron al cónsul romano Catón, a cambio de prevendas y dejaron solos a los de la tribu íbera Castellanos  y a los Indigetas  enfrentando a los romanos, griegos y marselleses.

Es en el libro de Cosmografía de Tolomeo y en la descripción de las tribus íberas de la Tarraconense, que podemos leer lo siguiente:
Al lado de los Corretanos (Ceretanos) están los Ausetanos, cuyas ciudades son: Aque Calide (Caldes de Montbuy), Ausa (Vic), Becula y Gerunda (Girona). A continuación de ellos están los Castellanos, cuyas ciudades son:
Sebellunum 16º 20´ 42º 10´
Bassi 17º 55´ 42º 05´
Egosa 17º 10´ 41º 45
Beseda 17º 30´ 41º 50

No está muy bien hecho el mapa de Tolomeo, pues confunde el río Ter con el Muga y falta casualmente el río Ter (antiguo Tigris, Tichis Ticis) que desemboca cerca de Torroella de Montgrí (Montigris), aunque dicen que las casualidades no existen. Tampoco las coordenadas que nos da coinciden con las actuales. Vemos a los Castellanos junto a la parte alta y media del río Llobregat y que no tienen costa, aunque podemos entrever que pudiera ser Castellana la desembocadura del Ter y cierta intencionalidad en que no aparezca en los mapas.
La ciudad de Sebellunum (que alude al famoso vellón de oro) es la que hay más al norte, cerca de la costa y la relacionamos con Bell-Lloc (Belloc), que es un municipio de la provincia de Girona que está cerca de Castell d´Aro (Playa de Aro).
Bassi debe de ser el antiguo Castellón de Bas y en donde está la ermita de San Miguel de Castellón, en la zona de Falgars y en el Valle de Bas (Vall d´en Bas), provincia de Girona.
Egosa se ha relacionado con Tarrasa (Terrassa en catalán), que era la Égara romana y que es un municipio de la provincia de Barcelona. Sin embargo no está tan clara la cosa, ya que podría tratarse de Ogassa (antigua Aguasa) que es un pueblo cercano a Ripoll (provincia de Girona). Actualmente vemos que cerca de Tarrasa se encuentran las poblaciones Castellanas como: Castellar del Vallés, Castellar, Castellterçol, Castellcir y que las laderas del Llobregat están llenas de lugares Castellanos y nunca mejor dicho, inclusive la mismísima Montserrat podría ser Castellana.
Beseda se relaciona con Besalú y con los Berguistanos del Castrum Bergium (Berga) y con una revuelta de los íberos contra Roma, que fue reprimida por el cónsul Catón en el año 195 (a.C.). Tito Livio menciona siete castillos que se sublevaron contra Roma dos veces y que finalmente fueron sometidos a la esclavitud.

Es Don Narciso Feliu, que en sus Anales de Cataluña de 1709 nos dice lo siguiente:
Elegido Marco Catón cónsul, vino a Cataluña con armada numerosa de bajeles, galeras y diecisiete mil quinientos soldados. Desembarcó en Portvendres, o en Rosas y hay quien diga en Ampurias. Se dirigió al asedio y aún se hallan señas de edificios derruidos en el lugar, que se llama Roma o Puig de Roma, que de allí debían de tener bloqueada la plaza. Dio sus avances el Romano y pasados varios lances salieron de la plaza los catalanes y entraron a ocupar-la los romanos.
De Rosas pasó a Ampurias Catón y los griegos y marselleses que ocupaban la parte marítima de la ciudad le recibieron con demostración cariñosa, oponiéndose a los catalanes o naturales que vivían en la parte de Alba. Llegó Catón a la Romana y Española metrópoli, Padre de los pueblos que con cariñoso afecto les atrajo a la amistad Romana, y en prenda de su aprecio le entregaron los prisioneros y le dieron resguardo para la certeza de su atento proceder en lo venidero.
Pasó Catón a los Bergusios, o Berguitanos Pueblos, y con sólo su presencia les volvió a la obediencia de su República, de que se apartaron en muy breve tiempo, entendido esto por Catón, volvió allí con su ejército, y después de reñido, y belicoso conflicto, quedó vencedor; y abusando de la victoria con los vencidos, no contento de admitirlos prisioneros, les vendió esclavos, y a los pueblos les mandó quitar las armas. Ofendidos de esto, unos se apartaron, y otros se defendieron y otros se mataron queriendo antes perder la vida, que las armas para defenderla, ejemplo de constancia invencible. (Libro V de los Anales de Cataluña, de Don Narciso Feliu de la Peña 1709, caballero del Orden de Santiago)